Encefalograma plano




Es paradójico y desternillante pasar media vida condicionado por unos principios sentenciados a agrestes finales. Los conceptos de familia unida, amor incondicional y trabajo en equipo son pisoteados por un torpe elefante, perdido en una minúscula habitación del pánico, atónito de que su barrito se pierda en el silencio de la nada. La familia disfuncional es ciega y sorda. Si algún miembro logra mantener sus sentidos abiertos, está condenado en vida.

Luchar inerte contra el encefalograma plano, hasta que un día despiertas y gritas: ¡Basta!

De nada sirve volver la vista al pasado si ya aprendiste la lección del osado. Es tiempo de mirar al frente, no importa la adversidad ni la enfermedad, ni tan siquiera el tiempo que nos reste. Importa lo que suma en la cuenta del presente.

Ahora lo siento, el amor verdadero está en el hogar donde hoy despierto de un coma inducido. Ahogada en un llanto de dicha, distingo las siluetas deformadas de aquellos que realmente importan y rompo el silencio y me rompo por dentro... Valió la pena el viaje del nunca jamás para reconocer el amor entre el equipaje.



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