La arpía que me amó




Oculto una píldora del suicidio en el molar del mal juicio. Quiero evitar el interrogatorio y la tortura. No revelar información secreta, encriptada tras el latir sincopado de la díscola obstinación.

 Atrás quedaron los días de lluvia, la rebelión del motín a bordo sin rastro de mohín. La balada del hipócrita aturde entonada en los labios de la arpía que me amó.


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