La arpía que me amó (segunda toma y claqueta)



El mundo se quedó liviano con la puesta en escena de tu papel mediocre. Menuda plañidera de birlibirloque se perdió el star system, arropada por un devoto Buster Keaton, en trance, entre bambalinas de un indigno sepelio.

Ojalá hubiera sido letrista para calmar la ira escribiendo canciones, sin tanto cuentista rasgando la cuerda del tira y afloja de una guitarra infantil robada a destiempo.

La letra bien pudiera haber sido mía, arpía mía, mi "rata de dos patas", pero no, Toscano se me adelantó.

Va por ti, por todo el amor confeso con el que te llenas la boca seca de la envidia. Menos mal que me amas, no quiero pensar si hubiera sido odio lo que te llevó a no ser guardián fraterno en el tránsito de los desvelos.






Me mueve el perdón sin el Olvido, la distancia trágica que no traumática del no retorno. La compasión y confianza, decrece en el cuarto menguante de una Custodia no compartida, ajena y extinta. El último eslabón roto de una cadena prisionera.  

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