Zen_icienta



El asombro divide los esquemas protocolarios de mi antiguo nombre. Soy y no soy aquella que se hunde y emerge cenicienta, sin hada madrina y olor a chamuscado.

Ya no deambula mi norte, se aferró al magnetismo terrestre de una sombra y cavó su propia tumba.

Más allá del discurso racional, busco al sabio y su experiencia en la profundidad de unos ojos piadosos. Desde el otro lado del espejo, dos azabaches se clavan traspasando el meridiano del corazón como finas agujas de acupuntura. Identifico el miedo y la inquietud. Aprendo a perdonarme para hallar mi centro. Soy más Zen_icienta, sin zapatos de cristal, descalza y con paso firme ya no me pesan las horas muertas del tiempo ausente.


Comentarios

  1. Me ha gustado Mabel. Pienso que es tan bueno que escribas de nuevo, porque además lo haces con tu estilo.
    Te abrazo fuerte.

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    Respuestas
    1. Gracias, Gildardo. Apunto maneras de monje cartujo cuando me aíslo del mundo. Intento escribir para soltar lastre y eso ya es mucho. Yo creo que todos tenemos nuestro propio estilo, compadre, con mayor o menor acierto pero el nuestro a fin de cuentas.
      Yo también te abrazo.

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