Alma mater

Ocaso vencido



Engalanas las estancias con tu imagen color sepia. Risueña y de mirada aún llena de sueños, solitaria o en compañía de aquel que más tarde fue tu marido. Me gusta recordarte, recordaros, en blanco y negro. Dos desconocidos de un tiempo ajeno a mi vida. Una vida que jamás elegí porque no pedí, como bien te decía de niña en respuesta a tu perorata sobre la gratitud intrínseca del ser humano hacía aquella que te trae al mundo. 

Aprendí a quererte desde siempre. Ese amor prolijo, carente de sentido y raciocinio, que conduce a la pasión desorbitada de encumbrar a las alturas de pedestales de fino cristal. 

Me quebró el alma, escuchar en tus labios toda esa rabia. Esa decepción tan arraigada de querer proyectar en tu hija la vida que una jamás se atrevió a llevar y la frustración sentida por el doble fracaso de no ver su realización, ni en ti ni en mi. 

Culpabilizar a una niña de 6 años, siendo adulta, de los abusos de un demonio... rompió en milimétricos pedazos el vidrio de tu basamento.

Aún así, aquella que por tu expreso deseo, te aseó, acicaló, vistió con mimo y besó con ternura en tu ocaso vencido, fui yo. 


 











Comentarios

  1. Qué rudo comadre.
    Sé que es diferente la relación madre/hija, pero me siento identificado tanto en eso de las decepciones maternas y el no poder contener el veneno que dejan salir de sus labios.
    Pero grandioso como siempre.
    Abrazote.

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  2. "Open your mind" se hace llamar este espacio pero tú abres en canal el corazón, el alma Mabel. Me parece admirable esa capacidad de que tienes de desangrarte de la forma que lo haces y lo celebro. No es sencillo y se quiere valor y entereza para exponerse de esa manera.

    Admiro eso en ti. Y admiro como de los descalabros y los momentos amargos seguramente vas forjando un carácter que te permite continuar.

    Un abrazo querida y bella compañera.
    Por cierto, hermosa mujer vuestra madre y hermosa esa sonrisa.

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  3. De joven se juzga a los padres de otra manera, con más dureza.... Es decir, se les juzga , sin más. Porque de adultos ya hemos prendido que no eran ni mejores ni peores que nosotros, eran simplemente seres humanos inmersos en sus circunstancias , sencillamente , sin más juicios, dejando que aflore de nuevo un cariño , que si no es tan ingenuo como el que éramos capaces de sentir cuando fuimos niño,tan limpio , tan claro , sí que es más depurado y consciente. Un texto valiente. Besos

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